En el año 2006 nuestros símbolos patrios
sufrieron una transformación. Una serie de debates dieron cabida a una
modificación justificada de los elementos que representan la nación venezolana.
Desde la mirada semiótica, se hacía justo cambiar la postura de un caballo,
supuestamente en marcha, que miraba hacia atrás, por uno que erguido cabalga
hacia adelante. Además, la incorporación de una octava estrella a la bandera
para incluir la provincia de Guayana, decretado por el Libertador el 20 de
noviembre de 1817. Esta provincia, Santo
Tomé de Guayana de la Angostura del Orinoco, no solo fue la última en ser liberada del
yugo español, sino que además sirvió como asiento de la República en el
Congreso de Angostura, añadiendo que esta provincia fue la única que se declaró
a favor del proyecto libertador en ese momento. Así se realizaron otros cambios
que no voy a detallar por no ser el objeto fundamental de este editorial. Solo
tomo esto como referencia para introducir un tema que debería ser de interés de
todos los yaracuyanos.
El
gobernador del Estado Yaracuy, Julio león, mediante el decreto 364 generó un
nuevo cambio en la conmemoración del día de Yaracuy a celebrarse a partir de
ese año el 28 de marzo, quedando invalidada la celebración del día 19 de ese
mismo mes. Este cambio de fecha ha resultado en la conformación, si se quiere,
de dos bandos que se han dado a la tarea de defender las fechas mencionadas.
Por un lado el gobernador y un grupo de yaracuyanos que consideran que el
cambio se corresponde más a nuestro gentilicio, ya que el 28 de marzo de 1859
entró triunfante a San Felipe, el General del Pueblo, Ezequiel Zamora
decretando a Yaracuy como entidad Federal. Además de ser el 28 de marzo, pero
de 1864, cuando al aprobarse una nueva constitución, se le dio el carácter de
Estado Federal a Yaracuy.
La
historiadora y periodista Lisbella Páez, junto a otro grupo de yaracuyanos,
defiende la tesis del día 19 de marzo, ya que en esa fecha del año 1855 José
Tadeo Monagas, presidente de la república para el momento, firmó el decreto que
le fue entregado por el Congreso, el 15 de ese mes, elevando a Yaracuy a la
categoría de Provincia. Se cuenta que Monagas esperó el 19 para firmar el
decreto por ser el día de su onomástico. Con esta firma, se registra entonces
por primera vez en la historia el nombre de Yaracuy.
Pero
más allá de las posturas de estos dos bandos, de sus análisis historiográficos,
de sus argumentos ¿Qué representan estas fechas para los yaracuyanos? ¿Qué
celebramos? ¿Qué se significativo hay en la conmemoración del 28 o del 19?
Yaracuy se ha caracterizado por sus rasgos rebeldes, antiprotocolares con el
surgimiento de sus pueblos. El hecho de celebrar el día de Yaracuy es seguir
afianzando nuestro sentido de pertenencia por este hermoso pueblo, nuestro
gentilicio, eso me parece justo. Pero, ¿Lo importante es la fecha o el habernos
constituido formalmente como entidad? Deberíamos dar una mirada a nuestros
rasgos distintivos como pueblo. Preguntarnos si tales rasgos son determinados
por estos eventos.
Así
como la modificación de los símbolos patrios generó resistencia en algunos
sectores de la sociedad, es normal que este cambio de fecha también lo haga. Al
final termina imponiéndose el sentido de pertenencia que tenemos sobre tales
símbolos. Y en nuestro caso, más allá del cambio de fecha, se supone, seguimos
celebrando el día de Yaracuy, la yaracuyanidad. Pero deberíamos empezar por
definir esa yaracuyanidad. Ambos bandos aportan datos relevantes para reconstruir
la memoria histórica de un pueblo con características en extremo particulares.
Pero siguen empecinados en demostrar, con argumentos válidos o no, “quien tienen la razón”, y la socialización de
la importancia de la conmemoración queda de lado, mientras gran parte del
pueblo se pregunta qué celebramos.
0 comentarios:
Publicar un comentario