Fea muerte esta, la de morir a medio día y exhibir las vísceras ante una multitud
hambrienta y desanimada, sin una sola persona que valore el gesto de compartir tus
intimas desgracias. Es preferible esperar las dos de la tarde, cuando ya estén satisfechos, o por lo menos no estén tan hambrientos, y poder lograr algunas reacciones, y que no solo sean vísceras las que vuelen por los aires. Para llenar de color esta tarde cualquiera.
miércoles, octubre 05, 2011
Metro
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