Estoy comenzando a desconfiar de mi alter. Y a no me gusta su criterio de selección. Hemos estado esperando por horas el momento preciso para asesinar a Samuel Cramer, pero ha encontrado siempre la excusa perfecta para prorrogar el ataque. Ahora que he podido acabar con el enigmático Mr. Quien, le veo llorar en los rincones del asiento trasero del auto. Algo serio le debe estar pasando porque no quiere hablar del tema.
Cuando le dije de nuestra próxima víctima se negó rotundamente. Jamás unos ojos me habían despreciado tanto. Cervantes no te lo perdonaría, dijo, y salió corriendo con el libro entre las manos.
Cuando le dije de nuestra próxima víctima se negó rotundamente. Jamás unos ojos me habían despreciado tanto. Cervantes no te lo perdonaría, dijo, y salió corriendo con el libro entre las manos.