Escuela Literaria del Sur

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Libro Subito

Lea lo mejor del cuento breve contemporaneo.

martes, julio 10, 2007

Camilo Herrea

Desde la primera vez que vi este video dije: "seria genial que todos mis amigos pudieran ver esto... esta muy bueno"
Por esa razón quiero compartirlo con ustedes. Es una forma muy peculiar de escribir la que tiene este amigo.

Elton Tote Smith

Xenos Nació en la isla de Creta hace algunos años, sus padres lo amaron como solo se ama a un hijo resucitado; en especial su padre Tibalt Tote. El creció entre libros que le contaban de manera fascinante, las maravillosas historias de su cultura minoica. Su mayor deleita era escuchar a su padre contarle las increíbles historias de sus dioses y por supuesto sobre los hombres mas relevantes de toda la historia de su nación. El héroe histórico favorito de Xenos era Alejandro Magno. En las noches mientras todos dormían el soñaba con ser Alejandro, el fuerte, el sagaz, el apuesto, el héroe, el grande. La filosofía lo cautivo al extremo. Con adicción leyó los cientos de libros que su padre guardaba en la biblioteca de la sala. No existía cosa más preciada que este hermoso tesoro familiar. Junto a Tales de Mileto y su Jonia fueron los primeros pasos en esta aventura llamada filosofía. Así que no tardaba en leerse todo lo que fuese posible. Recorrió las ideas de Sócrates, de Platón, Aristóteles, Aristófanes, Jenofonte y muchísimos más pensadores de su linaje. Siendo un niño, hablaba con propiedad de los planteamientos filosóficos, como si se refiriera al lego o a cualquier juego de computadoras. “este será el próximo Sócrates, mi hijo tiene que ser un gran filosofo” estas eran las palabras de un iluso padre. ¿Quién dijo que los hijos están obligados a cumplir los anhelos de los padres? A pesar de los pronósticos de su familia, este chico no se convirtió en el genio que se dejaba ver en la época de la inocencia. La era adolescente no le trajo tantas complicaciones como la juventud. A medida que iba creciendo se fue asiendo más reflexivo, quizás más de lo que le hubiese gustado a su padre. Fue tanto lo que indago que no quedo rincón de la historia que este “genio” no hubiese hurgado. Para la desgracia de muchos a Xenos le dolió saber que sus dioses murieron con sus templos. El sueño sembrado por el padre de ser un gran filósofo se le deshizo en apenas unos segundos. Le partió el alma entender que sus filosofo modelo, Sócrates, murió arrepentido de saber tanto. Desde ese mismo instante, su vida cambió. Comenzó a hacerse preguntas; cuestiono todo. Cada vez se fue haciendo más simple, no le importo nada desde que perdió la emoción por los viejos libros que se fue comiendo uno a uno la miserable soledad. No hizo falta la polilla; el olvido fue más que suficiente para acabar con el tesoro de la familia. Se enterró en vida, los días pasaron ante el, como aquel viento suave que se desliza sin evidencia alguna de su existencia. Se mutilaron los sueños del padre; se acabaron las risas y la miseria tomo su lugar. El día que decidió salir del espacio vacío donde estaba inmerso era demasiado tarde. No se dio cuenta, sino hasta esa hora, que la muerte es más que quedar sin aliento; y que la vida es más que la limitación de ser. La complexión atlética se marchito con la caída del sol. Su elocuencia quedo dormida en un sueño profundo con el canto nocturno de los buitres. “Solo una cosa sobrevivió en los días que habité en la miseria. Cada cuestionamiento que le hacia a la vida, la cultura, a la religión o lo que fuese terminaba plasmado en este viejo cuaderno gris… Comencé por revisar una a una cada página escrita y decidí cuestionarme a mi mismo como lo hice antes con Sócrates, platón, descartes y todos y cada uno de los hombres que estudiaba. Y llegue a la conclusión de que ellos no fueron más que simples hombres. Si eso, simples he insignificantes como yo, que pretendieron dar sentido a lo abstracto; que intentaron encajar en sus cabezas finitas todo lo infinito e incomprensible. Inútiles intentos que desataron una emoción febril en los que venimos de su linaje y luego otros, y otros, y otros hasta llegar al infinito o hasta que alguno se canse y envíe todo esto a la basura.” Eso fue lo que hizo después de terminar su abandono; tiro todo a la basura, incluyendo hasta el ultimo de los cuarenta y cinco cuadernos grises. Tomo su maleta con un par de trapos viejos dentro, agarro el pequeño busto de oro con la imagen de Alejandro Magno; salio de la casa sin mirar a los lados; ni siquiera se despidió de los viejos que lloraban en la sala. Vendió la imagen y cambio el dinero por un viaje en un pequeño barco pesquero hasta los Estados Unidos. Así llego Xenos Tote a Nueva York, con desilusión, hambre y sueño. No pasaron muchos días hasta que conoció una hermosa chica llamada Margaret quien al tiempo se caso con el y le dio un hermoso hijo; bueno… le dio un hijo. Cuando la criatura nació, ni siquiera se le paso por la mente colocarle algún nombre griego, de inmediato dijo “se llamara Elton”. Efectivamente fue presentado con el nombre de Elton Tote Smith. Elton, era un chico rubio con cara de angustia. Xenos se opuso a que fuese a la escuela. No conoció los libros hasta los diecinueve años de edad. Había aprendido a leer gracias ha la iniciativa de la madre, quien a manera de juego le hacia cartas que el guardaba en una lata de galletas. El día que se topo con este extraño objeto, al que llamaban libro, le pareció una bonita idea para no desordenar las cartas de su madre. El viejo de barba gris le regalo el libro, su primer libro. Abrió la deteriorada portada y se encontró con unas cartas extrañas, por lo menos eso era para el.“Las grandes puertas del granero esperan abiertasa los carros perezosos cargados de hierba seca.El sol cae sobre la alfalfa tostada y denuncia algunoshilitos verdes todavía.” A los días se topo nuevamente con el anciano, la cara de Elton era de un agradecimiento genuino. Le contó lo fascinado que estaba con las cartas del libro. El viejo sonrió y le confeso que este tipo de cartas suelen ser llamadas poesía. Lápiz, papel y emoción, estas fueron las recomendaciones del viejo. En silencio, las ideas fueron pasando tan rápido que era imposible poder pensar en una sola cosa. De repente el silencio desapareció. El gato de la vecina corría desesperado intentando salvar su vida, mientras lo perseguía una gata amarilla por culpa de los amores. En la habitación de al lado Xenos y Margaret discutían a causa de las repetidas borracheras del exfilosofo. Mientras en la habitación vecina se devoraban a insultos el pobre Spy aguardaba con aullidos su anhelado almuerzo. El ambiente le borro todas las ideas de la cabeza. Mientras mas se esforzaba, más difícil era. El universo se puso de acuerdo para frustrar el deseo de ser poeta del pobre Elton. Sin embargo, nadie puede frustrar lo que ha de ser, ni puede ser lo que se ha de frustrar.A eso de las tres de la madrugada cuando spy se quedo sin voz agonizando de hambre, luego que la ambulancia se fue con Margaret y que la gata amarilla conquisto el desagravio, Elton comenzó a escribir. Espacio Vacío A continuación presento este poema, que se desgarra de donde estaba agarrado para aferrarse aquí; y así permanecer mudo en el silencio callado de los sordos que no oyen el grito de estos versos. Sin rencor Elton Tote Smith Se creyó dueño del mundo, se sintió alguien. Cual gata en celoO moribundo perroAgoniza mi alma por ti. Cada imagen, cada sonido, cada experiencia lo hacia divagar entre las horas donde la luna huye del sol. Los días se le vinieron encima, y los cabellos abajo. Aquel viejo que le regalo su primer libro, había pasado a la historia como uno de los grandes poetas de su época. Elton trató de escribirle una carta, pero no pudo, hasta la madrugada que se entero que había muerto el viejo Walter. Es de nochetengo fríoUn insecto sube por mi pieMientras se apaga la luz ¿Será la cuchara la única sobreviviente? Creo que ese insecto eres túConvertido en poesíaSin barba Sin dolorAhora con alasY una nueva vida Sin tinta se queda el mundoSe esfumo contigoEl universo Un par de hamacas negras colgaban debajo de sus ojos verdes como el agua del estanque. Una hermosa mañana de abril, ebria con el canto de las aves y la frescura de la suave brisa, Xenos no despertó. Lo encontraron boca arriba, inmerso en un ambiente etílico, ahogado con su propia saliva; a este el alcohol no solo le ahogo las penas. Margaret recluida en el sanatorio, escribía en las paredes, con las uñas de su mano decenas de cartas para su hijo; desconsolada lloraba por Xenos, no por el borracho que la golpeaba por las noches; sino por el joven timorato recién llegado de Grecia desilusionado, hambriento y con sueño. Elton no volvió a ver la luz del sol, se encerró en su habitación dispuesto a morir como spy; pero sus gritos quedarían plasmados en cada palabra, en cada letra, en cada silencio. Es de nocheno tengo frío me siento subir por el pie de alguienmientras se enciende la luz. ¿Seré yo el único sobreviviente? El sonido de los zapatos de charolme adviertenel infausto final. Cruje mi cuerpoy se deshace ante el pieque intente subir. Nadie los recordaba. Nadie los extraño. La casa se vino abajo en cuestión de segundos, quizá fueron años para los demás, para Elton solo fueron segundos. Sin darse cuenta, logro lo que quería: Ser poeta como el viejo Walter. Con una barba grande y sucia, con el cabello cual árbol de otoño y delgado como aquella línea lejana que une el cielo y la tierra, se miraba en espejo y lloraba desconsolado. Elton dejo de ser poeta para convertirse en poema. Un poema triste y sin rima. Se le agotaron las ideas en medio de la madrugada. Se le filtro el alma por los ojos cansados, y la cara de angustia solo formaba parte del pasado. El día que la casa se desplomó, fue cuando los vecinos recordaron que aun vivía alguien allí. Comenzaron a levantar los escombros, con más ganas de matar la curiosidad que de ayudar al ermitaño. Lo encontraron sentado con una viga sobre su espalda, el dolor del impacto no logro borrar la felicidad de su rostro. Sin estarlo buscando lo encontró, logro ser el. En la mesa un lápiz y un trozo de papel con unas cuantas letras, tal vez un poema o una carta inconclusa. Lastima que la sangre halla cubierto lo allí escrito.