Escuela Literaria del Sur

La ELS ofrece una oportunidad para aprender el oficio de escribir sin las barreras de tiempo o coste que imponen las escuelas tradicionales.

Semanario La Vanguardia

Un espacio para el pensamiento agudo y las voces urgentes.

Libro Subito

Lea lo mejor del cuento breve contemporaneo.

martes, octubre 23, 2007

Plagio

Una carrera exitosa, una vida llena de logros, una estrella. Nadie podía mirarme a la cara sin sentir mi superioridad. Para aquella película contrataron a un nuevo doble. Cada vez que lo miraba, era como verme al espejo con la horrible sensación de que ese reflejo no me obedecía. El parecido era tal, que él era quien firmaba los autógrafos. Se acostó con mi esposa, se ganó el afecto de mis hijos y de mi perro, le dieron mi trabajo y a mi el suyo.

Decidido a terminar con esta situación, cargue mi arma y fui a su encuentro; pero al estar los dos cara a cara, no supe si él era yo o si yo era él y termine disparando a la persona equivocada.

Exceso de velocidad

La colisión fue inevitable. Los vehículos involucrados quedaron inservibles. Los gritos de los heridos delataban la magnitud del hecho. Mi hijo fue el causante de la tragedia. Desde ese día jure que nunca lo volvería a llevar a los carritos chocones.

Súbditos

Levantó sus manos el hombre de la gran la barriga y los pequeños súbditos cerraron sus bocas de forma inmediata. Se pasó las manos por el rostro, disimulo una sonrisa, miró a los presentes y dijo:
—Estamos reunidos en esta oportunidad compañeros para tratar un tema de gran importancia para la humanidad. Es hora de darle el poder a nuestros hermanos… tenemos que desechar los vicios del pasado que solo nos llevan a la miseria.

En cada oración, entrelazaba sus dedos apoyando sus manos sobre la voluptuosa panza. No paró de hablar durante casi una hora. Habló de él, de sus logros, de su infinita bondad y su sapiencia. Contó también de su experiencia en otros mundos, y como lo amaban los extranjeros. Por supuesto no podía desaprovechar la oportunidad para mencionar dentro del discurso su gran humildad.

En la fila delantera los lacayos reían a carcajadas ante cada mal chiste, y por lo general ellos eran el objeto de la burla. Lo admiraban. Mas bien lo odiaban, pero no tenían el valor de decírselo; pues el se mostraba como amo y señor de cuanto ellos anhelaban.

Después de un día de halagos, llegar a casa era una tortura. Allí no había a quien presumir. La mujer lo esperaba todos los días con el deseo de marchito; esa manía de creerse superior lo condenó a una vida miserablemente envidiada; y a la pobre mujer ni siquiera arrastró con él; ella no era más que un espectro que recorría la vieja casa.

Una noche cualquiera después de lo acostumbrado, se desbordó sobre la cama dejando caer la amorfa materia, malgastada por los excesos de alcohol y grasa. El fantasma recorría la casa, abrió la puerta y vio el cuerpo semidesnudo, semiacostado y semidormido. La borrachera no le permitió quitarse la ropa, apenas si puedo desabotonarse la camisa. La mitad del cuerpo reposaba en la cama mientras el resto yacía en el suelo. El estruendoso ronquido retumbaba por toda la casa acompañado de un balbuceo casi indescifrable.

Mala suerte amigo, el doctor te prohibió comer grasa; te dijo que no tomaras cerveza, y que por ninguna razón dejaras de tomar la pastillita para el corazón. Pero como siempre, soberbio ante todo. Le dijiste al doctor que eras un hombre sano, que no necesitabas restringirte para ser feliz. Es una pena perderte, pero, que le vamos a hacer, así es la vida.

Los súbditos lloraron sobre la tumba de mármol; nadie más que ellos puedo cargarlo hasta el cementerio; ni siquiera los hermanos pudieron persuadirlos para que soltaran el féretro. El olor a clavel y los poemas tristes casi matan al fantasma que en veinte años no había salido de la casa. Todos lloraron, todos fueron su mejor amigo; todos lo amaron.

Los lacayos se libraron del yugo, se deshicieron del despiadado que los humillaba; sin embargo se sentían incompletos. Así que le buscaron un reemplazo.

En la primera fila ellos vuelven a reír, han encontrado otro igual, a quien aman y odian con la misma intensidad.

viernes, septiembre 07, 2007

Juego peligroso

El partido entre Lideres de Yaracuy y Duros de Lara se inicio en el gimnasio cubierto “Nicolás Ojeda Parra” a eso de las siete treinta de la noche. Mi esposa decidió no acompañarme a ver el juego, así que invite a un par de amigos. La noche anterior vi a mi equipo caer ante su rival trágicamente. Por esa razón llegué con mucho ánimo a ver el juego. La liga nacional ha venido aumentando de nivel en cada temporada. Para este año, Lideres cuanta con el mejor importado de la liga.

El cielo esta parcialmente nublado, tengo algo de frío y se me quedo la chaqueta sobre la cama. Mis amigos no aparecen. Me como un perro caliente y se manifiestan ante mí, como pequeñas hadas las primeras gotas de lluvia. Como un ciempiés, la enorme fila para entrar al coso deportivo empieza a moverse. Me acerco a la entrada y saludo a uno de los oficiales que custodia la puerta, gracias a su amistad he podido evadir todas las noches la larga cola.

Una vez adentro, comienza la acción. El equipo de Lara no esta tan “duro”, eso permite montarse en el marcador, con más de doce puntos de diferencia en un santiamén.

La lluvia no ha cesado. Las pequeñas gotas fueron remplazadas por gigantescos chorros de agua que caen a los lados del gimnasio; la brisa arremete sin compasión. Una gota, se deja ver en lo más alto del techo, recorre sin prisa un par de centímetros y cual suicida se tira sobre el tabloncillo. Una tras otra, las gotas repiten la aventura. El juego se detiene habiendo apenas transcurrido cuatro minutos. En seguida la multitud comienza a gritar a coro “queremos juego, queremos juego”.

Hasta este momento todo esta aparentemente normal. Nadie se ha percatado que el estacionamiento esta completamente inundado. Los jugadores se han quedado en la cancha realizando ejercicios de calentamiento para no perder la temperatura del cuerpo. Yo, como todos los demás sigo en mi asiento, sin saber que la lluvia a derribado árboles y avisos publicitarios en toda la ciudad. Felix esta haciendo estragos y ninguno de los presentes lo sabe.

De repente sucede lo que me temía. Una fuerte descarga eléctrica. Por un momento mis ojos quedan en completa oscuridad, solo puedo oír los gritos de la multitud; ha esta hora muchos han empezado a temer. Para mi es solo un aguacero mas, nada que temer, esto pasara pronto.

A mi cabeza empiezan a llegar una serie de imágenes, recuerdo el terror que mi esposa siente ante la lluvia. Recuerdo la tragedia del noventa y nueve en Vargas. Pero pienso por un instante que mi esposa no esta sola, ella esta con Lucy, nuestra perra. ¿Pero de que sirve?, si Lucy también le tiene miedo a la lluvia, bueno… a los truenos. Me las imagino y no dejo de sentir compasión y un poco de risa. La verdad es que ellas son muy valientes, y necesitan ser presionadas para poder demostrarlo.

Me he ido a otro plano con mis pensamientos y no me he dado cuenta que todos se han parado de sus lugares porque la lluvia ha mojado nuestros asientos. Cuando me percato de la situación me dirijo hacia la parte superior de las gradas; desde allí puede verse la calle. No me dio tiempo de llegar arriba, el mundo se deshizo ante mi en un instante.
El señor de blanco me pregunta mi nombre, y no se porque razón no puedo responderle. Me duele mucho el cuerpo. Tengo frío. La claridad me dificulta la visión. ¿Dónde estoy? ¿Que ha pasado? No se. Comienzo a llorar y una joven de aspecto delicado se acerca a mi cama y me acaricia. —tranquilo mi amor, todo esta bien. Me siento caer. Es como si me deslizase por un gran tobogán; se que no voy a ningún lado pero siento como si mi cuerpo fuese cayendo a un abismo al cual olvidaron colocarle fin.

Tres meses, todo igual. Ni una sola visita, ni un solo amigo. No he logrado recordar nada. El señor de blanco ha intentado convencerme, pero yo me niego a creer lo que me dice. La chica asegura que es mi esposa; no se ha movido ni un solo instante de mi lado. Le hablo y no me entiende. Eso es desesperante.

Levántate de ahí, ya no puedes hacer nada —las palabras del viejo me molestan— es por el bien de ella, déjala libre.

Hoy me he decidido; respiro hondo y poco a poco voy levantando mi cuerpo hasta quedar sentado sobre la camilla. Un grupo de doctores y enfermeras entran corriendo a la habitación y hacen que la chica salga del lugar. Se paran alrededor de mí y me asusto. Sin embargo continúo con lo previsto. Me pongo en pie y paso en medio de ellos sin que se den cuenta. Ellos continúan alrededor de la camilla con sus aparatos y yo camino hacia el pasillo. La chica llora destrozada. Uno de los médicos sale de la habitación y la mira sin pronunciar palabras; ella lo abraza y llora desconsolada. Mientras, yo continúo hacia la libertad. Tenía razón el hombre de blanco, los muertos no tienen memoria.

sábado, agosto 18, 2007

Pasos para leer un libro

Para nosotros el libro es un objeto familiar, para muchos un aliado. Después de ver este video me he preguntado ¿será que la misma resistencia que muchas personas han puesta a las computadoras, se la hicieron a los libros? Y no dejo de pensar en lo ridículo que puede parecer la fobia de alguno de mis antepasados a ese nuevo invento: “el libro”.
Aquí dejo un video que juega con esa idea: un lector en plena transición, acostumbrado al “viejo sistema” del pergamino, ha pasado largas horas desorientado, tratando de averiguar cómo funciona ese ruin “nuevo sistema” y, temeroso de perder información mientras lo manipula, decide llamar al “servicio de escritorio”:

martes, agosto 14, 2007

Fantasmas

Buscaba algo. No se que, pero se zambullía con tal desesperación que me detuve a observarlo detenidamente.

Es agosto, y la ciudad esta inundada de personas. El sol castiga nuestros cuerpos, y el humo de los vehículos obliga a los visitantes a toser en cada respiro; los de aquí ya ni percibimos el humo. El aumento salarial se ve reflejado en los zombis que caminan hipnotizados mirando las vidrieras, mientras van cargados de bolsas por las avenidas congestionadas. Un ser sin rostro camina entre ellos. Nadie sabe su nombre, mucho menos su origen; pero esta ahí aunque no deseen verlo.

Su malgastada elegancia desprendió mis ojos del gigantesco aviso publicitario de McDonals, en el cual ofrecían una de sus hamburguesas “Diet”. Él estaba justo debajo del aviso hurgando en la basura. La escena era deprimente. Minutos antes vi mi reloj y me di cuenta que pronto serian las doce, a esa hora los establecimientos de comida colapsan ante la muchedumbre hambrienta. No sentía hambre, sin embargo me decidí ir a comer. Él también se dio cuenta que ya era la hora del almuerzo. En su muñeca no vi reloj, pero quizás fue su reloj biológico el que lo alertó. De una de las bolsas negras saco un pedazo de arepa, y dejo escapar una sonrisa. Su encía solitaria dejaba ver la felicidad del hallazgo. Sobre una de las cajas reposaban la mitad de un pan, las sobras de una coca-cola y una lata repleta de residuos; la verdad es que era imposible saber la cantidad de cosas que tenia en esa lata.
Pensé invitarlo a comer, pero su olor me alejó las buenas intenciones. Lo vi empezar a comer y sentí como se revolvía mi estomago. Tuve que irme del lugar.

Cuando me senté a la mesa estaban transmitiendo las noticias. “la liquidez aumentó en un 3.21% en este mes” el joven reportero continuó hablando y no pude prestarle atención porque el mesonero llegó a tomar mi orden. Pedí un “pabellón” y un jugo de durazno. No pude tragar un solo bocado, esa imagen me daba vueltas en la cabeza; y cada vez que intentaba comer aparecían las nauseas. Le pedí al mesonero que por favor colocara la comida para llevar.

Cuando pasé por el lugar donde estaba este hombre, solo encontré las bolsas de basura. Me acerqué de prisa y deje la comida con el resto de la basura. Mañana no tendrá que buscar tanto, pensé; pero, tremenda ingenuidad la mía. Al empezar a alejarme del lugar, volaron como moscas dos chicos y una mujer que se ocultaban detrás de un árbol mientras yo dejaba el paquete.

Camino a casa aparecieron ante mis ojos los cientos de fantasmas que se esconden en la basura. Nunca pensé que fuesen tantos, de hecho nunca supe existiera alguien más que yo.

Enciendo la tele y ahí están, justo detrás de la reportera del canal 2. Cambio el canal y vuelven a aparecer, entre las sombras, a un lado de la calle, a un lado de la vida. Se refugian en los puentes. Están en los bancos, en las plazas, en todas las avenidas... me asustan; a veces pienso que quieren invadir la tierra, y me doy cuenta que hace años que lo hicieron y nadie se percató de ello.

Cuando los gobernantes hablan, ellos aplauden desde sus oscuras cavernas, sin pretensiones de nada. Sin esperanza. Ellos son parte de todo, aunque sean tratados como la nada. Van y vienen, deslizándose sin prisa ante mis ojos, y los ojos ciegos de esta sociedad paralítica, que se arrastra entre los edificios, los bares, los centros comerciales y las oficinas de los grandes adinerados, llevándoles como ofrenda las vidas de sus propios hijos.

Ha comenzado a llover y la ciudad ha quedado sola. Es normal que en este tiempo llueva en agosto; hoy en día todo es normal. La ciudad se queda sola, deshabitada en su totalidad por los seres humanos. Solo los fantasmas deambulan por ella, con frío, hambre, rencor y sueño.

Escúchame

¡Cállate por favor! te advierto que no voy a aceptar que sigas con tanto alboroto ¿Quién te crees que eres? No soporto tu maldita costumbre de hacerme quedar en ridículo ante los demás. No te aguanto. Ya son muchas historias, muchos años y aun no logro comprenderte, y menos hacer que me entiendas a mí.

Te propongo que hagamos un trato. Es simple: escúchame. Yo se que hablando no lograré solucionarlo todo, pero por lo menos sabrás lo que pienso. Tu eres fuerte, y como hombre siento vergüenza de reconocer que eres mas fuerte que yo, ¡entiéndelo por favor! Perdona si alzo la voz, es que no puedo contenerme ante tanta humillación. En fin, quiero que hablemos de forma serena, sin pelear; aunque pueda parecer increíble que yo no quiera pelear, es así, no deseo pelear otra vez. Te juro que no te vuelvo a pegar; no me comprometo a quitarte la cadena, pero si te aseguro que te tratare mejor desde ahora en adelante. No me mires así que me desarmas, eres una manipuladora y lo sabes. Solo por hoy te dejare dormir en el cuarto. Pero por favor no me lamas el rostro mientras este dormido; y no ladres en la madrugada.
Te lo ruego Lucy.

martes, julio 10, 2007

Camilo Herrea

Desde la primera vez que vi este video dije: "seria genial que todos mis amigos pudieran ver esto... esta muy bueno"
Por esa razón quiero compartirlo con ustedes. Es una forma muy peculiar de escribir la que tiene este amigo.

Elton Tote Smith

Xenos Nació en la isla de Creta hace algunos años, sus padres lo amaron como solo se ama a un hijo resucitado; en especial su padre Tibalt Tote. El creció entre libros que le contaban de manera fascinante, las maravillosas historias de su cultura minoica. Su mayor deleita era escuchar a su padre contarle las increíbles historias de sus dioses y por supuesto sobre los hombres mas relevantes de toda la historia de su nación. El héroe histórico favorito de Xenos era Alejandro Magno. En las noches mientras todos dormían el soñaba con ser Alejandro, el fuerte, el sagaz, el apuesto, el héroe, el grande. La filosofía lo cautivo al extremo. Con adicción leyó los cientos de libros que su padre guardaba en la biblioteca de la sala. No existía cosa más preciada que este hermoso tesoro familiar. Junto a Tales de Mileto y su Jonia fueron los primeros pasos en esta aventura llamada filosofía. Así que no tardaba en leerse todo lo que fuese posible. Recorrió las ideas de Sócrates, de Platón, Aristóteles, Aristófanes, Jenofonte y muchísimos más pensadores de su linaje. Siendo un niño, hablaba con propiedad de los planteamientos filosóficos, como si se refiriera al lego o a cualquier juego de computadoras. “este será el próximo Sócrates, mi hijo tiene que ser un gran filosofo” estas eran las palabras de un iluso padre. ¿Quién dijo que los hijos están obligados a cumplir los anhelos de los padres? A pesar de los pronósticos de su familia, este chico no se convirtió en el genio que se dejaba ver en la época de la inocencia. La era adolescente no le trajo tantas complicaciones como la juventud. A medida que iba creciendo se fue asiendo más reflexivo, quizás más de lo que le hubiese gustado a su padre. Fue tanto lo que indago que no quedo rincón de la historia que este “genio” no hubiese hurgado. Para la desgracia de muchos a Xenos le dolió saber que sus dioses murieron con sus templos. El sueño sembrado por el padre de ser un gran filósofo se le deshizo en apenas unos segundos. Le partió el alma entender que sus filosofo modelo, Sócrates, murió arrepentido de saber tanto. Desde ese mismo instante, su vida cambió. Comenzó a hacerse preguntas; cuestiono todo. Cada vez se fue haciendo más simple, no le importo nada desde que perdió la emoción por los viejos libros que se fue comiendo uno a uno la miserable soledad. No hizo falta la polilla; el olvido fue más que suficiente para acabar con el tesoro de la familia. Se enterró en vida, los días pasaron ante el, como aquel viento suave que se desliza sin evidencia alguna de su existencia. Se mutilaron los sueños del padre; se acabaron las risas y la miseria tomo su lugar. El día que decidió salir del espacio vacío donde estaba inmerso era demasiado tarde. No se dio cuenta, sino hasta esa hora, que la muerte es más que quedar sin aliento; y que la vida es más que la limitación de ser. La complexión atlética se marchito con la caída del sol. Su elocuencia quedo dormida en un sueño profundo con el canto nocturno de los buitres. “Solo una cosa sobrevivió en los días que habité en la miseria. Cada cuestionamiento que le hacia a la vida, la cultura, a la religión o lo que fuese terminaba plasmado en este viejo cuaderno gris… Comencé por revisar una a una cada página escrita y decidí cuestionarme a mi mismo como lo hice antes con Sócrates, platón, descartes y todos y cada uno de los hombres que estudiaba. Y llegue a la conclusión de que ellos no fueron más que simples hombres. Si eso, simples he insignificantes como yo, que pretendieron dar sentido a lo abstracto; que intentaron encajar en sus cabezas finitas todo lo infinito e incomprensible. Inútiles intentos que desataron una emoción febril en los que venimos de su linaje y luego otros, y otros, y otros hasta llegar al infinito o hasta que alguno se canse y envíe todo esto a la basura.” Eso fue lo que hizo después de terminar su abandono; tiro todo a la basura, incluyendo hasta el ultimo de los cuarenta y cinco cuadernos grises. Tomo su maleta con un par de trapos viejos dentro, agarro el pequeño busto de oro con la imagen de Alejandro Magno; salio de la casa sin mirar a los lados; ni siquiera se despidió de los viejos que lloraban en la sala. Vendió la imagen y cambio el dinero por un viaje en un pequeño barco pesquero hasta los Estados Unidos. Así llego Xenos Tote a Nueva York, con desilusión, hambre y sueño. No pasaron muchos días hasta que conoció una hermosa chica llamada Margaret quien al tiempo se caso con el y le dio un hermoso hijo; bueno… le dio un hijo. Cuando la criatura nació, ni siquiera se le paso por la mente colocarle algún nombre griego, de inmediato dijo “se llamara Elton”. Efectivamente fue presentado con el nombre de Elton Tote Smith. Elton, era un chico rubio con cara de angustia. Xenos se opuso a que fuese a la escuela. No conoció los libros hasta los diecinueve años de edad. Había aprendido a leer gracias ha la iniciativa de la madre, quien a manera de juego le hacia cartas que el guardaba en una lata de galletas. El día que se topo con este extraño objeto, al que llamaban libro, le pareció una bonita idea para no desordenar las cartas de su madre. El viejo de barba gris le regalo el libro, su primer libro. Abrió la deteriorada portada y se encontró con unas cartas extrañas, por lo menos eso era para el.“Las grandes puertas del granero esperan abiertasa los carros perezosos cargados de hierba seca.El sol cae sobre la alfalfa tostada y denuncia algunoshilitos verdes todavía.” A los días se topo nuevamente con el anciano, la cara de Elton era de un agradecimiento genuino. Le contó lo fascinado que estaba con las cartas del libro. El viejo sonrió y le confeso que este tipo de cartas suelen ser llamadas poesía. Lápiz, papel y emoción, estas fueron las recomendaciones del viejo. En silencio, las ideas fueron pasando tan rápido que era imposible poder pensar en una sola cosa. De repente el silencio desapareció. El gato de la vecina corría desesperado intentando salvar su vida, mientras lo perseguía una gata amarilla por culpa de los amores. En la habitación de al lado Xenos y Margaret discutían a causa de las repetidas borracheras del exfilosofo. Mientras en la habitación vecina se devoraban a insultos el pobre Spy aguardaba con aullidos su anhelado almuerzo. El ambiente le borro todas las ideas de la cabeza. Mientras mas se esforzaba, más difícil era. El universo se puso de acuerdo para frustrar el deseo de ser poeta del pobre Elton. Sin embargo, nadie puede frustrar lo que ha de ser, ni puede ser lo que se ha de frustrar.A eso de las tres de la madrugada cuando spy se quedo sin voz agonizando de hambre, luego que la ambulancia se fue con Margaret y que la gata amarilla conquisto el desagravio, Elton comenzó a escribir. Espacio Vacío A continuación presento este poema, que se desgarra de donde estaba agarrado para aferrarse aquí; y así permanecer mudo en el silencio callado de los sordos que no oyen el grito de estos versos. Sin rencor Elton Tote Smith Se creyó dueño del mundo, se sintió alguien. Cual gata en celoO moribundo perroAgoniza mi alma por ti. Cada imagen, cada sonido, cada experiencia lo hacia divagar entre las horas donde la luna huye del sol. Los días se le vinieron encima, y los cabellos abajo. Aquel viejo que le regalo su primer libro, había pasado a la historia como uno de los grandes poetas de su época. Elton trató de escribirle una carta, pero no pudo, hasta la madrugada que se entero que había muerto el viejo Walter. Es de nochetengo fríoUn insecto sube por mi pieMientras se apaga la luz ¿Será la cuchara la única sobreviviente? Creo que ese insecto eres túConvertido en poesíaSin barba Sin dolorAhora con alasY una nueva vida Sin tinta se queda el mundoSe esfumo contigoEl universo Un par de hamacas negras colgaban debajo de sus ojos verdes como el agua del estanque. Una hermosa mañana de abril, ebria con el canto de las aves y la frescura de la suave brisa, Xenos no despertó. Lo encontraron boca arriba, inmerso en un ambiente etílico, ahogado con su propia saliva; a este el alcohol no solo le ahogo las penas. Margaret recluida en el sanatorio, escribía en las paredes, con las uñas de su mano decenas de cartas para su hijo; desconsolada lloraba por Xenos, no por el borracho que la golpeaba por las noches; sino por el joven timorato recién llegado de Grecia desilusionado, hambriento y con sueño. Elton no volvió a ver la luz del sol, se encerró en su habitación dispuesto a morir como spy; pero sus gritos quedarían plasmados en cada palabra, en cada letra, en cada silencio. Es de nocheno tengo frío me siento subir por el pie de alguienmientras se enciende la luz. ¿Seré yo el único sobreviviente? El sonido de los zapatos de charolme adviertenel infausto final. Cruje mi cuerpoy se deshace ante el pieque intente subir. Nadie los recordaba. Nadie los extraño. La casa se vino abajo en cuestión de segundos, quizá fueron años para los demás, para Elton solo fueron segundos. Sin darse cuenta, logro lo que quería: Ser poeta como el viejo Walter. Con una barba grande y sucia, con el cabello cual árbol de otoño y delgado como aquella línea lejana que une el cielo y la tierra, se miraba en espejo y lloraba desconsolado. Elton dejo de ser poeta para convertirse en poema. Un poema triste y sin rima. Se le agotaron las ideas en medio de la madrugada. Se le filtro el alma por los ojos cansados, y la cara de angustia solo formaba parte del pasado. El día que la casa se desplomó, fue cuando los vecinos recordaron que aun vivía alguien allí. Comenzaron a levantar los escombros, con más ganas de matar la curiosidad que de ayudar al ermitaño. Lo encontraron sentado con una viga sobre su espalda, el dolor del impacto no logro borrar la felicidad de su rostro. Sin estarlo buscando lo encontró, logro ser el. En la mesa un lápiz y un trozo de papel con unas cuantas letras, tal vez un poema o una carta inconclusa. Lastima que la sangre halla cubierto lo allí escrito.

miércoles, junio 20, 2007

Circulo


¿Que paso el mío? dijo desde la multitud, mientras se deslizaba como una lagartija en medio de la turba de la plaza Junín. Sus ojos achinados y de color rosado se posaban en las carteras de los apurados compradores de este mercado improvisado sobre los márgenes de la 5ta avenida. “Meta la mano”, “todo le que agarre le vale mil” son algunas de las consignas que gritan los vendedores en su anhelo de capturar a los indecisos consumistas. Un señor de cabeza reluciente pega gritos con su megáfono para vender un gel contra la caída del cabello, un jarabe que cura la gripe, los hongos, los mareos, el mal de chaga y de paso espanta los malos influjos.

Camuflado como uno mas sigue “el niño”, esperando algún descuido para llevarse en sus manos cualquier cartera o quizás alguna cadena que este pagando. Esto se ha convertido en un espacio sin ley y él esta sacando ventaja de eso.

Esta mañana se despertó con la cara de frente a los pies de un tipo que sacaba dinero del cajero que esta en la cuarta.
Un par de estrujones en los ojos seguido de un bostezo son suficientes para incorporarte a la vida. Son las nueve de la mañana, la faena del día anterior te dejo fuera de cobertura. Esa pelea con el caraqueño y su yerno te dejo molido, apenas si te puedes mover. El dolor en el cuello te paraliza por unos instantes; tu, estas acostumbrado a eso no importa cuan duro te den, tu eres macho y has aprendido que los machos no lloran.

La plaza arde con la cantidad de buhoneros alrededor, los trabajadores que remodelan la plaza y las prostitutas que han tenido que intensificar sus jornadas diurnas. De noche nadie se atreve a pasar por allí.

Solo Maria y las demás mujeres que trabajan con ella van a barrer por las noches las toneladas de basura que dejan los comerciantes informales. Tienes un fresquito para el ojo cada vez que ella viene a cumplir con su labor de barrendera. Ese es el colirio que calma el desespero que te deja la piedra.

Cada cinco segundos un autobús se detiene a orillas de la acera congestionada. Unos suben y otros bajan de las cientos de unidades que a diario realizan su parada en esta antigua plaza. La gente te pasa por un lado y no pueden evitar la repulsión que le produce ese olor que se escapa de tus axilas. No te bañas desde hace tres meses justo desde que cayó el último aguacero. Has dicho que eso no te importa, que lo que dice la gente no te va a quitar el hambre; sin embargo no te has atrevido a decirle a Maria las veces que has soñado con tener una familia con ella y con los siete hijos que deseas. No te atreves a decirle nada porque sabes que ella es la mujer del bambinero y te da miedo que te rechace y no sabes de qué manera vayas a reaccionar.

El olor a churros fritos le despertó los sentidos y aquel ardor en la panza le recordó que a pesar de que ya eran más de las doce no había desayunado. Como si lo estuvieses buscando te topas con el, ahí esta. Su rostro mojado se contrae de una manera incontrolable, el calor es sofocante. Es un hombre delgado, un poco más alto que tu; su cabello tostado sale un poco desordenado por debajo de la gorra de un antiguo partido político. Como de costumbre sostiene en la mano izquierda una vieja cava de anime, al mismo tiempo que ofrece uno de sus refrescantes productos con la otra mano. A cada rato emite su peculiar frase “¿es que no me ven es?” Es impresionante como logra hacer empatía con una frase así.

¿Qué paso niño? Es el saludo acostumbrado cada vez que se cruzan en el camino. El no sabe cuanto sueñas con su mujer y las cosas que haces en tu pervertida imaginación; sin embargo tu lo odias, incluso lo odias mas que a tu padre. Después que tu mamá murió, te tiro a la calle solo porque te pareces mucho a ella y el no deseaba recordarla. Todas tus insatisfacciones, todo tu dolor y el rencor mas profundo de tu ser se intensifica cuando ves venir al bambinero. Dame quinientos bolos ahí, le pides con deseo de estrangularlo. Esa es tu manera de hacerte ver como fuerte. Te dio la moneda como siempre, no por temor sino por lastima; esa es la peor de las humillaciones a las que te has sometido.

El cuchillo oxidado que llevabas escondido fue lo único que requeriste para drenar toda la mezcolanza emocional que te produce este tipo; por eso al darle las siete puñaladas a traición a tu rival se te nublaron los ojos te sentiste libre. Pero que torpeza, la gente empezó a gritar buscando ayuda para el herido; todos saben que fuiste tú, era imposible que la gente no te viera cuando saliste corriendo con las manos llenas de sangre, el rostro pálido y sudoroso como cuando tu papá te descubría en una de las tuyas.

La noticia publicada en la última página del Yaracuy al decía:
“Herido con arma blanca ingreso la tarde de ayer un hombre identificado como Orlando Octavio Guedez de veintiséis de edad al ser atacado en la calle 16 entre 4ta y 5ta por un sujeto hasta ahora identificado como “el niño”. Del agraviado se supo según información suministrada por su conyugue que las penetraciones del puñal alcanzaron a dañarle algunas vértebras lo que dificultara que pueda volver a caminar. Por su parte la policía continua con las averiguaciones pues no se descarta el ajuste de cuentas ya que el agresor huyo sin robarse nada.”

Un intenso operativo policial ha obligado a los raptores de las aceras a recoger sus enseres y despejar la vía publica. No ha sido fácil para los cuerpos de seguridad, “esto es un mal innecesario” decía uno de los oficiales al ser entrevistado por el canal cuatro. Por su parte los desalojados alegan que son padres y madres de familia y que ese es su único sustento, por lo cual entre lagrimas, sudor y gritos intentan hacer valer sus derechos. La masa a colérica se ha postrado frente la gobernación y la alcaldía amenazando con montar su mercado portátil en la plaza Bolívar de no tener respuesta en los próximos días.

A la policía se le olvido tu crimen, este rollo con los buhoneros ha necesitado la movilización de todos los cuerpos policiales. ¿Quién diría que esto terminaría así?

La lluvia logro calmar los ánimos de algunos de los manifestantes, de hecho han ido regresado a cuenta gotas al Palacio Buhoneril y al Paseo Guayabal en vista de que por estar manifestando no han logrado producir. El show mediático ha llegado a su fin. En todo este tiempo las paginas culturales, los segmentos de salud, el segmento dominical de la diócesis e incluso los obituarios fueron sustituidos para dar cabida al pan mísero de los incautos. Amarillismo infeliz, no hace más que convertir en idiotas insensibles a sus consumidores.

En seis meses hasta los más afectados han olvidado lo vivido. Los que lo recuerdan solo lo hacen para hacer chistes o impresionar a los turistas que vienen a conocer la ciudad.
Les inventan historias fascinantes de personajes que nadie sabe quienes son. Por ejemplo la de un tal hombre llamado Juan de Tassis, que supuestamente mataron por mujeriego. Y la de otro al que le faltaba una oreja y que según ellos en alguna ocasión se sentó a pintar en la plaza.

Tú sigues en las sombras, no te expones por temor; el deseo de ver a Maria es lo único que te motiva a salir de tu hueco, ese lugar sucio de tu inconciente donde te hundes cada vez que recuerdas lo que hiciste.

Un ratero y tres prostitutas gordas y malolientes, junto a los escasos albañiles que pretenden terminar la remodelación de la plaza son los únicos seres vivos que durante el día transitan por ella.

En las noches un harapiento pordiosero se deja ver por ese lugar con su barba negra y sus ojos fuera de este mundo, acompañado de un par de moscas viejas y un fétido aroma. Los maridos insatisfechos vuelven a rondar la plaza. Las sombras indescifrables y el sonido del viento al batir las hojas de los árboles le dan a aquel lugar su aspecto originario. Ahora cuando todo parece estar en calma; en sus cavernas e insomnes los mercaderes planifican su próxima invasión.

viernes, enero 26, 2007

Relatos desde la sombra

Algunos parecen tener más hambre que otros. Otros parecen tener más dolor que algunos, pero todos quieren decir algo. Cada uno lleva en si el reflejo mas intimo del ser, cargando a cuestas glorias, derrotas, amores o desamores. Hay unos que tienen una habilidad para mentir que parece increíble; sin embargo la mayoría de los rostros dicen la verdad.

El de chira es extraño, es una amalgama entre la madurez y la inocencia, tiene una risa que cautiva con facilidad desde el más verde hasta el más maduro. Días atrás unos muchachos del barrio se metieron con ella, la tomaron a la fuerza y la metieron en un galpón que esta en abandono, ahí, donde quedaba el viejo aserradero. Alguien me comento que la vio llorando esa misma tarde. Yo también la vi, recuerdo que cargaba puesto ese vestido de colores -como me gusta verla vestida así- solo que esa vez estaba sucia y las zapatillas blancas las tenía manchada con sangre.
Desde esa vez el suyo comenzó a ser parecido al de la mayoría.

Jater era el nombre que Julio y Angélica Teresa le tenían preparado a su hijo desde sus primeros días de novios. Jater era la combinación de los nombres de ambos. Jater ya es un chico de dieciséis años.

Muchos decían que su semblante cambiaba de manera constante; unos días aparentaba ser tan inofensivo que llegaba a producir ternura en sus congéneres. Sin embargo, en varias ocasiones llegaban a verlo como si estuviese en algún tipo de trance que le robaba la personalidad. Pero que va, desde aquella tarde no podría seguir engañándolos. Después de lo que le hicieron a chira, la familia se mudo del barrio; Jater se fugo de la casa y estuvo preso en dos oportunidades. Dos meses atrás se dio a la fuga de la penitenciaria nacional, el terror estaba otra vez en la calle. No se veía como antes, ya no lucía igual. Una cicatriz en la parte baja de su mejilla izquierda le decoraba el semblante, las miradas de temor de aquellos que alguna vez lo tuvieron en buena estima le alimentaba el ego, mientras una “nueve” le daba el respeto anhelado en esta nueva etapa de su vida.

Que complicada se vuelve la vida para algunos, el que no tiene vive con la ilusión de tener; al contrario del que tiene, que sin importarle lo que posee pasa la vida quejándose de lo que es suyo. A pesar de que no provenía de un hogar de ricos había crecido sin conocer las carencias “a nuestro hijo no le faltara nada” era la consigna de estos ingenuos padres. Pero se equivocaron, pues le faltaron unos padres que le enseñaran que el amor y la disciplina son hermanos, a valorar lo que poseía y a no ser tan envidioso, además que lo enseñaran a respetar las decisiones ajenas.

Esta mañana uno de los periódicos locales dio la noticia que muchos ansiaron desde que el sector se volvió tan peligroso. Una serie de asesinatos, violaciones y cuanta barbarie -imaginada o no- eran posibles en este pequeño lugar del mapa. La alentadora noticia dejaba respirar en paz a las almas angustiadas.

Ahora hay un azote menos, pero ¿cuantos hay en potencia? A mi me duele ver el rostro de mi hermano reflejado en el de tantos otros como él, me duele extrañarlo.


Chira es cada vez más hermosa, no puedo evitar amarla, soñarla, necesitarla en el silencio que me ahoga todos los días. Ella es otra de las tantas madres solteras de este país, aunque le he ofrecido toda mi ayuda no hace más que evadirme. La sombra de mi hermano ha cubierto mi vida ¿no pueden entender que yo no soy él? Si, es cierto nos parecemos, pero eso no quiere decir que seamos iguales.

Creo que mi peor desgracia ocurrió el día mismo que pude ver la luz. De forma muy extraña los médicos nunca se percataron de un segundo bebe. No me vieron en el vientre de mi madre. Son dos, dijo uno de los médicos con cara de sorpresa al ver mi mano asomarse por la abertura. Aunque esto pueda parecer ficticio o absurdo esta historia es cierta. En ocasiones nos decían “hay van Caín y Abel” Cuando llegamos al barrio la gente nos confundía con demasiada frecuencia, hay quienes nunca se enteraron de mi existencia, hasta sus amigos me confundían con él.

Ya de mi no queda nada, solo un sobrino que cada vez se parece a más su padre, quien le recrimina a su mamá no haberle contado la historia real de su origen, unos padres que desde que le mataron la luz de sus ojos se olvidaron de todo, incluso se olvidaron de mi. También me queda grabado en la conciencia que no soy más que una copia, me quedan también las agrias raíces del malquerer y un amor afónico… me queda el olvido, un lápiz sin tinta que no permitirá apuntar mis últimas palabras de despedida…