lunes, febrero 08, 2016

Entre lo urgente y lo fundamental

La grave crisis que vive el país es, sin lugar a dudas, el resultado de una política económica sostenida en brazos del modelo extractivista monoproductor; y a pesar de que el gobierno bolivariano ha mantenido sus pretensiones socialistas no ha podido dar un salto significativo en la demolición estructural del sistema capitalista para avanzar en un nuevo modelo que nos permita la instauración del socialismo.
Para nadie es secreto todo lo que se ha avanzado en materia de asistencia social, en la reivindicación de los trabajadores, las mujeres, los niños, los campesinos, los afrodescendientes, la sexo genero diversidad, en fin, los ninguneados de siempre. Nadie en su sano juicio se atrevería a negar el cambio que dio este país con la llegada de la revolución bolivariana. Desconocerlo es dar signos de una profunda amnesia, ridiculez o ignorancia de la materia en estado puro.
Ahora, es necesario reconocer que hemos avanzado poco en la formación del “Nuevo Republicano”, en el fortalecimiento del sujeto histórico, que al fin y al cabo, es el que hace la revolución. Es la institucionalidad de la revolución una suerte de piedra de tranca que pone un tope al movimiento popular. Ese exceso de confianza en que desde el gobierno es posible hacer todo lo necesario para alcanzar el socialismo ha puesto en Jaque el proceso de cambios.
Diecisiete años se cumplen de la llegada del comandante Chávez a la presidencia de la nación. Diecisiete años de pelear contra los más férreos adversarios que pueda tener cualquier político revolucionario. Diecisiete años viviendo entre el filo de la navaja, ese profundo dilema de tener que decidir si abordar con mayor fuerza lo urgente o lo fundamental. En este instante el pueblo, no solo el gobierno, puede sentir el filo de esa navaja que nos pone a elegir nuevamente. ¿Lo fundamental o lo urgente? ¿El gobierno o la revolución? ¿La resistencia firme o la claudicación? ¿Avanzar hacia el socialismo o conformarnos con una socialdemocracia? ¿Construir la sociedad socialista o conformarnos con el estado burgués dadivoso? 
Que nadie se llame a engaños, la crisis económica, ciertamente fruto de una guerra, fue potenciada por los altos niveles de corrupción en el aparato estatal, que hasta ahora empieza a mostrar algunas acciones sancionatorias contra los estafadores infiltrados. El gobierno debe asumir con responsabilidad la transición del estado burgués a esa nueva forma que permita que el movimiento obrero, popular y revolucionario asuma la direccionalidad del proceso. Una vanguardia que no obedezca a intereses particulares, disfrazadas de líneas políticas que no contribuyen a la lucha de clases, en cuanto contradicción fundamental.
Defender la revolución bolivariana pasa por desplazar a los sectores de la pequeña burguesía enquistados en la dirección política del proceso, entendiendo que esta etapa del proceso, en la lucha por la liberación nacional, la pequeña burguesía, e incluso, la burguesía no monopólica tienen cabida, sin que eso signifique que sean estos factores los que determinen las políticas del proceso.
Es hora de cambiar la correlación de fuerza, si queremos que la lucha no se pierda. Los entreguistas apuestan a abandonar los espacios mediante acuerdo. Los revolucionarios pedimos que se le abra paso al pueblo para hacer cuantos Vietnam sean necesarios.
¡Ni pacto ni claudicación…!


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