Escuela Literaria del Sur

La ELS ofrece una oportunidad para aprender el oficio de escribir sin las barreras de tiempo o coste que imponen las escuelas tradicionales.

Semanario La Vanguardia

Un espacio para el pensamiento agudo y las voces urgentes.

Libro Subito

Lea lo mejor del cuento breve contemporaneo.

jueves, octubre 06, 2011

Lector furtivo o después de haber visto a Mr. Brooks

Estoy comenzando a desconfiar de mi alter. Y a no me gusta su criterio de selección. Hemos estado esperando por horas el momento preciso para asesinar a Samuel Cramer, pero ha encontrado siempre la excusa perfecta para prorrogar el ataque. Ahora que he podido acabar con el enigmático Mr. Quien, le veo llorar en los rincones del asiento trasero del auto. Algo serio le debe estar pasando porque no quiere hablar del tema.

Cuando le dije de nuestra próxima víctima se negó rotundamente. Jamás unos ojos me habían despreciado tanto. Cervantes no te lo perdonaría, dijo, y salió corriendo con el libro entre las manos.

Consumada herejía

Luego de haber practicado los conjuros que le recomendó la bruja, el escritor se sentía preparado. Así que tomó el libro y se instaló al borde de aquel elevado puente. Cerró los ojos, dijo las palabras mágicas y saltó, a la espera de que se abriera el vórtice que lo habría de llevar al reino de las criaturas aladas.

La sangre descendió sin prisa, marcando a su paso las piedras y hojas disueltas, hasta perderse en el diminuto y turbio río.

Más allá del reino, atravesando el bosque, la bruja reía a carcajadas grotescas al saber que su dios había sido burlado.

Frustrado escritor

Ya no puedo culminar un solo texto. Cada vez que comienzo a escribir me invade un denso sueño y termino con la cabeza sobre las hojas. Al despertar, una caricatura de baba y tinta.

América la latina

Se quitó el delantal, lo tiró en la mesa, recogió el libro rojo, “Breve selección de microrrelatos de América Latina”, y salió a la calle sin volver la vista. El gringo leyó cada palabra del título del libro que estuvo sobre la mesa con su corto dominio del español y no pudo evitar el sabor a bilis cuando lo sorprendió la palabra breve. Había intentado hacerle el amor a la joven morena que recién se empleaba en su casa. Aquella tarde sacó su pene para mostrárselo a la hermosa muchacha sin evitar eyacular antes de cualquier contacto, rompiendo su propia marca de velocidad. El televisor a medio volumen mostraba a la selección de su país perdiendo tres a cero con México. El comentarista narraba pequeñas historias de los grandes iconos del futbol, mientras el gringo secaba sus manos en el delantal de América, la latina.

miércoles, octubre 05, 2011

Metro

Fea muerte esta, la de morir a medio día y exhibir las vísceras ante una multitud

hambrienta y desanimada, sin una sola persona que valore el gesto de compartir tus

intimas desgracias. Es preferible esperar las dos de la tarde, cuando ya estén satisfechos, o por lo menos no estén tan hambrientos, y poder lograr algunas reacciones, y que no solo sean vísceras las que vuelen por los aires. Para llenar de color esta tarde cualquiera.

La foca

Terminar así después de haberlo tenido todo. ¿Qué podría hacer ahora sin dedos?

¿Acaso lo respetarían como siempre? ¿Qué podía hacer si se burlaban de él? Ya no

podría dar coscorrones a los carajitos de barrio, podría darles cachetadas, pero jamás

será lo mismo voltearles la cara con la palma de la mano que sentir como los nudillos

se hunden hasta tocar sus cráneos y oír el “cloc” que infunde respeto. No volvería

masturbarse ni a aplaudir. Se imaginaba en el baño pensando en la muchacha de al

lado, frotándose el pene, golpeándolo con las dos palmas, aplaudiendo como una foca y llorando.


Mejor no parto el vidrio de este carro con las manos, se dijo. Siempre le he tenido lastima a las focas.