miércoles, octubre 05, 2011

La foca

Terminar así después de haberlo tenido todo. ¿Qué podría hacer ahora sin dedos?

¿Acaso lo respetarían como siempre? ¿Qué podía hacer si se burlaban de él? Ya no

podría dar coscorrones a los carajitos de barrio, podría darles cachetadas, pero jamás

será lo mismo voltearles la cara con la palma de la mano que sentir como los nudillos

se hunden hasta tocar sus cráneos y oír el “cloc” que infunde respeto. No volvería

masturbarse ni a aplaudir. Se imaginaba en el baño pensando en la muchacha de al

lado, frotándose el pene, golpeándolo con las dos palmas, aplaudiendo como una foca y llorando.


Mejor no parto el vidrio de este carro con las manos, se dijo. Siempre le he tenido lastima a las focas.

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