martes, febrero 10, 2009

Héctor


para Héctor “el mocho”

Me descubro en la acera del frente recordando a la profesora de física, y comprendo el verdadero sentido de la gravedad. Te descubro en esta acera sonriéndole a malabarista del mástil tricolor; pensando quizás en la naturalidad de la vida.

Un cigarro, una seña, una moneda. El gesto preciso para llenar la caja. Una silla de ruedas minusválida, unos ojos perdidos, una erección. En tus manos han posado todas; las has poseído a todas sin prejuicios. No desdeñaste la celulitis, ni te desanimó la flacidez del abandono. Todo el universo cabe en una mano. Una queja una risa, un bramido.

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