martes, febrero 10, 2009

Yo conocí a Superman


Yo conocí a Superman en el Táchira, envuelto en su traje azul y con los zapatos del Chavo. El sol de Metrópolis le tostó la piel. Bigotes de niño, sonrisa pronta, inocencia.
Los ojos burlones no comprendieron al héroe. Superpoderes gastados, capa desteñida, afro. Inútil esfuerzo por despegar del suelo. Destinos extranjeros tomaron sus fotos en la fuga que nos brindan los desconocidos, los almados. Los que sin traje azul también desean despegar de la tierra.

Yo conocí a Superman entre poetas. Peones, alfiles, caballos. Combate permanente entre las sombras de la plaza de Simón. Letras del ALBA, respeto, compasión. Sus ojos delataban la ausencia de los años. La pereza colgada del árbol, las ardillas fugitivas, los mendigos. Todos cómplices y testigos de las aventuras del joven Clark, ahora escondido en nuevo cuerpo para evadir las amenazas de Luthor. Maldito villano, multiplicado en millares que miran con desden la dignidad de un héroe que huye del frío y se cubre en la casa de cartón que le prestó un amigo.

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