miércoles, mayo 09, 2012

Exiliados (Parte II)



El desarrollismo, como otros males, instituyó un país nuevo, sin memoria histórica, es decir, sin raíces. Nos forzaron a un exilio dentro de las fronteras, condenándonos a otra forma de destierro. Muy pocas personas, sin embargo, optaron por el exilio convencional, la emigración, tomaron sus cosas y se marcharon rumbo al sueño americano o al refugio europeo.
Pero es necesario recordar que hasta la década de los 90 del siglo veinte en este país, por lo general, solo emigraban políticos e intelectuales. La lucha por la independencia, la federación y las dictaduras, no generaron los mismos efectos que se dan en casi todos los países en iguales circunstancias. La tasa migratoria venezolana ha sido muy baja en comparación a otras naciones con características similares. Para un pueblo sumido en la ignorancia y la pobreza era impensable tener como alternativa el abandono del territorio nacional.
Durante décadas el país ha recibido a millones de inmigrantes, europeos, colombianos, peruanos, chilenos, entre tantos pobres obligados al exilio. Sin más alternativa que huir de los desmanes es sus pueblos de origen estos inmigrantes consideraron a Venezuela como su mejor opción. Esa llegada de extranjeros buscando cobijo no ha cesado. Palestinos, libaneses, chinos, hindúes y más colombianos. Estas culturas siempre han optado por el recurso de la migración. Nosotros no. Por un lado está el hecho de que nos parece cosa rara, no tenemos una cultura migratoria, y por otro lado no teníamos las posibilidades económicas para emprender tales aventuras.
 Con la llegada de Chávez a la presidencia de la República, y con el resurgimiento de la casi extinta clase media, se genera un fenómeno migratorio por primera vez en Venezuela. fundamentados en el temor como excusa para justificar las ganas de abandonar el país una alta suma de venezolanos se fueron rumbo al Norte o a España. Es poco menos que triste, pudiéramos decir que vergonzoso, encontrar a un venezolano residenciado fuera de aquí. La mayoría inventa películas de persecución y exterminio para ser centro de atención de las conversaciones. Muchos no paran de hablar pestes de nuestra cultura, como si les pesara en sus espaldas la patria.
Es de comprender que alguien decida marcharse por las razones que le vengan en gana. Eso no es cuestionable. El cuestionamiento vine cuando de manera desleal se desdeña del lugar de origen con tales menosprecios que aterran.
La clase media venezolana por primera vez en la historia, gracias a la situación económica generada por este gobierno, al cupo CADIVI, a la libertad, salieron de este país a buscar mejores condiciones de vida. No se equivoca el merengue caraqueño de Luis Fragachán, el norte es una quimera (Europa también).
¿Hasta cuándo podrán soportar las quimeras nuestros compatriotas en el autoimpuesto exilio, ahora que las economías mundiales se desploman? ¿Hasta qué punto la clase media estará dispuesta a permanecer desterrada, inventando fabulas paranoicas? Venezuela debe preparase para seguir recibiendo a estos compatriotas. Un importante número ya está de vuelta, pero se estima que las políticas de inmigración, europeas y estadounidenses, impongan masivas repatriaciones.  Ojalá y de regreso, ya sin el encantamiento externo, se sumen a la construcción de un mejor país, asumiendo su co

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